Honduras elige su futuro: Salvador Nasralla vota y convoca a la juventud a custodiar la democracia en comicios marcados por tensiones y acusaciones de fraude
Tegucigalpa, Honduras – En un ambiente cargado de expectación y desconfianza, el candidato presidencial del Partido Liberal, Salvador Nasralla, ejerció su derecho al voto este domingo 30 de noviembre durante las elecciones generales de Honduras, convirtiéndose en una de las figuras centrales de una jornada que definirá el rumbo del país para el período 2026-2030. Acompañado de su esposa, la diputada Iroshka Elvir, Nasralla no solo depositó su papeleta en la Escuela República de Honduras, en la colonia Alameda de la capital, sino que elevó un llamado urgente a la ciudadanía –especialmente a los jóvenes– para defender el sufragio como un bastión inquebrantable de la democracia. "No permitan que delincuentes arranquen las papeletas sobrantes", advirtió el aspirante conservador, instando a las Fuerzas Armadas a respetar la Constitución y abstenerse de cualquier intimidación o interferencia en el proceso electoral.
La escena en el centro de votación fue intensa: rodeado de una abrumadora cobertura mediática nacional e internacional, Nasralla levantó sus brazos en señal de victoria tras marcar su boleta, un gesto que simboliza la esperanza de miles de hondureños desencantados con la política tradicional. En sus redes sociales, el candidato de 72 años –conocido como "el señor de la televisión" por su trayectoria en los medios– compartió imágenes de sus papeletas y reflexionó: "Al sufragar, pensé en los jóvenes y en el país distinto que podemos construir". Este mensaje resuena en un electorado donde más de 800.000 jóvenes debutan como votantes, según el Registro Nacional de las Personas (RNP), en un contexto donde tres de cada cinco universitarios aún indecisos expresan frustración por la corrupción endémica y la inestabilidad económica.
Un llamado a la vigilancia en medio de sombras democráticas
Nasralla, quien compite por cuarta ocasión por la Presidencia tras intentos en 2013, 2017 y 2021, enfatizó que solo una participación masiva blindará el proceso contra "posibles fallas" que podrían ser explotadas por "intereses oscuros". "Quedó demostrado que aquí los que quieren hacer fraude son otros. Yo soy la persona que trae los votos", declaró ante periodistas, aludiendo a acusaciones cruzadas entre los principales contendientes. Su discurso no es aislado: en las semanas previas, firmó un "Convenio Democrático para la Defensa del Voto" con otros candidatos, y ha insistido en que "el voto masivo mata el fraude". Esta retórica ha calado hondo entre un sector juvenil atraído por su imagen de "renovación" y anticorrupción, aunque críticos lo tildan de voluble por su historial de alianzas partidarias –ha pasado por cuatro formaciones políticas en 14 años.
El contexto de las elecciones es volátil. El Consejo Nacional Electoral (CNE) reportó una jornada "pacífica y ordenada" hasta el cierre de urnas a las 18:00 horas locales (con prórroga para quienes esperaban en fila), y una participación preliminar superior al 43% –alrededor de 2,8 millones de los 6,5 millones de habilitados, incluyendo 496.000 en el exterior, mayoritariamente en EE.UU. Sin embargo, denuncias de irregularidades –como fallos en el sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) y presiones en mesas receptoras– han marcado el día. La candidata oficialista Rixi Moncada, de Libre, rechazó de antemano los resultados preliminares del TREP, exigiendo un recuento físico de actas, mientras que Nasralla y su rival Nasry Asfura han movilizado observadores para custodiar urnas. La violencia política no ha sido ajena: seis homicidios motivados electoralmente durante la campaña, cuatro contra candidatos de Libre, según observadores independientes.
Perfiles de los contendientes: una contienda tripartita con ecos internacionales
Honduras vota en un clima polarizado, donde el oficialismo busca continuidad y la oposición un giro a la derecha. Los tres favoritos, según encuestas como las de TResearch y CID Gallup –que muestran un empate técnico–, representan visiones contrastantes:
- Salvador Nasralla (Partido Liberal, conservador, 72 años): Ingeniero civil industrial con maestría en administración de empresas, egresado de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Nasralla saltó de los medios a la política en 2011. Promete "dar empleo" como prioridad, con un plan enfocado en anticorrupción, reforma electoral, reducción de burocracia y políticas de seguridad inspiradas en Nayib Bukele de El Salvador. Encuestas lo ubican con 26-30% de intención de voto, atrayendo a independientes y jóvenes por su "discurso de renovación". Apoyado por Mario Rivera (Democracia Cristiana), quien renunció para respaldarlo, Nasralla se presenta como "manos limpias" y "temeroso de Dios".
- Rixi Moncada (Libertad y Refundación -Libre-, izquierda, 60 años): Abogada y exministra de Finanzas (2022-2024) y Defensa (2024-2025) bajo Xiomara Castro, Moncada encarna la "refundación" del Estado. Su plataforma incluye "democratización de la economía" con créditos accesibles, inversión verde y reformas fiscales progresivas para combatir desigualdades. Acusada por rivales de nepotismo –vinculada a la familia Zelaya-Castro–, lidera con 38-44% en sondeos de boca de urna preliminares de Libre, pero enfrenta críticas por no avanzar en anticorrupción. Votó temprano en Tegucigalpa, llamando a "votar sin temor" y rechazando injerencias externas.
- Nasry "Tito" Asfura (Partido Nacional, conservador, 67 años): Empresario de la construcción y exalcalde de Tegucigalpa (2014-2022), Asfura busca revivir el bipartidismo tradicional pese al lastre de escándalos como el de Juan Orlando Hernández –condenado en EE.UU. por narcotráfico–. Su agenda prioriza "trabajo y más trabajo", con énfasis en infraestructura, "empleos verdes", fortalecimiento de fuerzas de seguridad y descentralización municipal. Con 14-21% en encuestas, su campaña ganó impulso por el respaldo explícito de Donald Trump, quien lo llamó "el único amigo de la libertad en Honduras" y amenazó con cortar ayuda si no gana, acusando a rivales de alinearse con "narcocomunistas" como Nicolás Maduro. Asfura votó en Tegucigalpa, enfatizando "defender la democracia".
Completan la boleta Nelson Ávila (PINU-SD, socialdemócrata, 2-3%) y Mario Rivera (DC, 1%), aunque este último se alineó con Nasralla.
| Candidato | Partido | Ideología | Principales propuestas | Intención de voto (promedio encuestas) |
|---|---|---|---|---|
| Salvador Nasralla | Liberal (PLH) | Conservador | Anticorrupción, empleo, reforma electoral, seguridad "mano dura" | 26-30% |
| Rixi Moncada | Libre | Izquierda | Democratización económica, inversión verde, justicia social | 38-44% |
| Nasry Asfura | Nacional (PNH) | Conservador | Infraestructura, empleos verdes, fortalecimiento policial | 14-21% |
| Nelson Ávila | PINU-SD | Socialdemócrata | Derechos humanos, educación inclusiva | 2-3% |
| Mario Rivera | DC | Centroderecha | Reducción burocracia, "motosierra" fiscal | 1% (retirado, apoya a Nasralla) |
Fuente: TResearch, CID Gallup, Instituto de la Justicia (octubre-noviembre 2025).
Jóvenes en el centro: esperanza o desencanto
El énfasis de Nasralla en la juventud no es casual. Con más de 500.000 nuevos votantes –muchos universitarios de la UNAH–, encuestas revelan un desencanto profundo: el 60% duda de cambios reales, citando clientelismo y escándalos. Sin embargo, su perfil "antiélite" –atacando a "10 familias y 25 grupos económicos" que acaparan riqueza, eco de Moncada– atrae a quienes ven en él un "rostro distinto" al bipartidismo. "El voto es para demostrar que nuestras voces importan", tuiteó la presidenta del CNE, Ana Paola Hall, urgiendo a debutantes a participar pese a temores de fraude.
En X (ex-Twitter), el llamado resuena: posts de Nasralla acumulan miles de interacciones, con jóvenes compartiendo #VotoMasivoMataFraude y videos de caravanas. Observadores internacionales, como la UE y OEA, monitorean para mitigar riesgos, pero la polarización –exacerbada por el indulto de Trump a Hernández– amenaza la paz post-electoral.
Apuestas en juego: ¿continuidad o giro?
Los hondureños eligen no solo presidente, sino tres vicepresidentes, 128 diputados al Congreso Nacional, 20 al Parlamento Centroamericano y 298 alcaldías. El ganador sucederá a Xiomara Castro el 27 de enero de 2026, en un país con tasa de homicidios aún alta (mejorada pero la más elevada de Centroamérica), pobreza extrema y migración masiva. Moncada apuesta a la "regeneración" contra la "narcodictadura"; Nasralla y Asfura, a un "revolcón" proempresas y pro-EE.UU.
Primeros resultados del TREP se esperan esta noche, pero con reclamos de recuento físico, la tensión podría extenderse. Nasralla, confiado, cerró: "Los hondureños quieren una mejor vida. Mi propósito es dar empleo". En esta encrucijada, el voto juvenil podría inclinar la balanza hacia un Honduras renovado –o fracturado. El mundo observa, y Honduras decide.