El general en retiro Romeo Vásquez Velásquez ha utilizado sus redes sociales para defenderse de las acusaciones que lo vinculan con el asesinato de Isy Obed Murillo, ocurrido el 5 de julio de 2009 en el contexto del golpe de Estado contra el expresidente Manuel Zelaya Rosales.
En su pronunciamiento, Vásquez Velásquez afirma que fue Zelaya quien convocó y preparó con armas de fuego a varias personas el 28 de junio de 2009, día del golpe, sugiriendo que la responsabilidad de los eventos violentos recae en el expresidente derrocado.
Estas declaraciones forman parte de un intercambio de acusaciones en un caso que ha resurgido en 2025, cuando Vásquez Velásquez, junto a otros exmilitares, fue acusado formalmente por el Ministerio Público de Honduras por el homicidio de Murillo y la tentativa de homicidio de Alex Roberto Zavala durante una manifestación reprimida por las Fuerzas Armadas.
Vásquez, quien era jefe del Estado Mayor Conjunto en 2009, ha sostenido consistentemente que no dio órdenes de atentar contra manifestantes y que las acusaciones en su contra son parte de una persecución política orquestada por el gobierno actual, liderado por Xiomara Castro, esposa de Zelaya.
Por otro lado, la narrativa oficial y las investigaciones del Ministerio Público señalan que las acciones de los militares bajo el mando de Vásquez fueron "brutalmente desproporcionadas", con disparos indiscriminados contra civiles desarmados.
La muerte de Isy Obed Murillo, un joven de 19 años alcanzado por un disparo en la cabeza, se ha convertido en un símbolo de la represión post-golpe. Las pruebas presentadas por la Fiscalía incluyen dictámenes balísticos y testimonios que buscan establecer la cadena de mando responsable de los hechos.
Las afirmaciones de Vásquez Velásquez sobre la supuesta preparación armada por parte de Zelaya no han sido respaldadas por evidencia oficial en el marco de este caso, y contrastan con el informe de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, que responsabilizó a las Fuerzas Armadas por violaciones a los derechos humanos durante la crisis de 2009. Este intercambio refleja la profunda polarización que aún persiste en Honduras respecto a los eventos de aquel año.