La Comisión Permanente del Congreso Nacional de Honduras denunció la existencia de un “golpe electoral en curso” en torno a las elecciones generales del 30 de noviembre y acusó al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de una injerencia directa y coercitiva sobre el electorado hondureño. El órgano legislativo anunció además que, en estas condiciones, no está dispuesto a validar los resultados de los comicios hasta que se esclarezcan las irregularidades denunciadas.
Denuncia de golpe electoral
En un comunicado oficial leído en Tegucigalpa por el presidente del Congreso, Luis Redondo, la Comisión Permanente afirmó que el proceso electoral fue afectado por “acciones coordinadas” que comprometieron la integridad, transparencia y legitimidad de la votación. El documento sostiene que se han registrado fallas en los sistemas de transmisión de resultados, decisiones cuestionadas del Consejo Nacional Electoral (CNE) y presiones externas que, en conjunto, configurarían un intento de alterar la voluntad popular.
El Congreso señala que la actual crisis poselectoral mantiene en vilo la proclamación de un ganador, mientras persisten denuncias de inconsistencias en actas y en la cadena de custodia del material electoral. Por ello, el Legislativo advierte que no convalidará ningún resultado hasta que existan garantías plenas de que se respetó el sufragio de los ciudadanos.
Acusaciones contra Donald Trump
El pronunciamiento dedica un apartado central a condenar “de manera absoluta” las declaraciones públicas de Donald Trump, realizadas el 26 y 28 de noviembre, apenas horas antes de la elección. Según el texto, el mandatario estadounidense pidió abiertamente el voto a favor del candidato del Partido Nacional, Nasry Asfura, y condicionó la continuidad de la ayuda económica y las remesas hacia Honduras al resultado electoral.
La Comisión Permanente considera que esos mensajes constituyeron una amenaza directa a los hondureños, al advertir posibles represalias financieras si el país no elegía al aspirante respaldado por Washington. El comunicado sostiene que esa conducta viola principios básicos de no injerencia y del derecho internacional, y la califica como una coacción sin precedentes contra la soberanía de un país centroamericano.
Contexto de las elecciones hondureñas
Las elecciones del 30 de noviembre se desarrollaron en un ambiente de fuerte polarización, con un cerrado pulso entre el conservador Nasry Asfura y el candidato liberal opositor. El recuento preliminar mostró un resultado muy ajustado, mientras sectores de la oposición y organizaciones civiles denunciaban problemas en la transmisión de datos y falta de transparencia por parte del CNE.
En paralelo, Trump intervino reiteradamente desde su red social, advirtiendo que “habría consecuencias” si Honduras “intentaba cambiar” los resultados y subrayando que solo bajo un gobierno aliado se garantizarían recursos estadounidenses. Para analistas locales, estas declaraciones, sumadas a la histórica dependencia hondureña de las remesas y la cooperación exterior, aumentaron la presión sobre un electorado ya desconfiado de sus instituciones.
Reacciones políticas e internacionales
El comunicado del Congreso hondureño ha profundizado la crisis poselectoral y dividido aún más al espectro político. Mientras legisladores oficialistas respaldan la tesis del “golpe electoral en curso” y exigen revisar a fondo el proceso, sectores opositores acusan al Legislativo de escalar el conflicto y de buscar deslegitimar anticipadamente un resultado adverso.
En el plano externo, distintos observadores y medios internacionales dan seguimiento a la acusación de injerencia contra la Casa Blanca, un hecho inusual en la relación entre Tegucigalpa y Washington. Organismos regionales han reiterado, de forma general, el principio de no intervención y la necesidad de que las disputas electorales se resuelvan por la vía institucional y pacífica, mientras se aguarda una salida negociada que devuelva confianza al proceso democrático hondureño
