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El apoyo público de Trump a Asfura

 

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se convirtió en uno de los protagonistas externos de la campaña hondureña al respaldar abierta y reiteradamente al candidato nacionalista Nasry “Tito” Asfura en la recta final de las elecciones. En una entrevista televisiva, el analista internacional Ricardo Pascoe aseguró que ese apoyo no fue casual, sino una respuesta directa a lo que en Washington se interpretó como un financiamiento político de México a la candidatura de Rixi Moncada, del Partido Libre, a través del gobierno de Claudia Sheinbaum y del entorno de la presidenta hondureña Xiomara Castro.

El apoyo público de Trump a Asfura

Días antes de los comicios del 30 de noviembre, Trump rompió la prudencia diplomática habitual y pidió explícitamente a los hondureños votar por Asfura, al que presentó como su aliado en la lucha contra el narcotráfico y la migración irregular. En mensajes difundidos en sus redes, advirtió que, si el nacionalista no ganaba, Estados Unidos podría revisar la ayuda económica y de seguridad destinada a Honduras, lo que fue interpretado como una forma de presión directa sobre el electorado.

El respaldo incluyó críticas duras a Rixi Moncada y al liberal Salvador Nasralla, a quienes el presidente estadounidense tildó de “comunistas” o de no ser aliados confiables, ubicándolos en el mismo campo ideológico que los gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Asfura, por su parte, agradeció públicamente el espaldarazo, se mostró dispuesto a coordinar estrechamente con Washington y lo presentó como una oportunidad para fortalecer la relación bilateral.

La versión de Pascoe: México, Sheinbaum y Rixi Moncada

En su análisis, Ricardo Pascoe sostuvo que la Casa Blanca reaccionó al convencimiento de que el gobierno de Claudia Sheinbaum, en México, estaba aportando cuantiosos recursos a la campaña de Rixi Moncada. Según él, en Washington existía la percepción de que un triunfo de Libre significaría el avance de un eje “progresista” aliado a la 4T mexicana y a los gobiernos de izquierda de la región, lo que podría poner en riesgo la influencia estadounidense en Centroamérica.

Pascoe aseguró que, en ese contexto, el viaje de la presidenta Xiomara Castro a México días antes de las elecciones fue leído como una señal política y como parte de esa supuesta operación de apoyo económico a Moncada. A partir de esa lectura, explicó, la administración Trump habría decidido “equilibrar la balanza” con un respaldo abierto a Asfura, apostando por un gobierno hondureño alineado con su agenda de seguridad y contención migratoria.

Elecciones hondureñas bajo lupa internacional

El involucramiento tan directo de Trump alimentó el debate sobre la injerencia extranjera en los procesos electorales hondureños. Sectores de la oposición denunciaron que ese apoyo podía inclinar votos en un país altamente dependiente de las remesas y la cooperación estadounidense, mientras simpatizantes del Partido Nacional lo presentaron como garantía de estabilidad económica y respaldo internacional si Asfura llegaba al poder.

Al mismo tiempo, las versiones sobre un supuesto financiamiento mexicano a la campaña de Libre sirvieron para avivar la polarización regional e interna. Mientras críticos de Xiomara Castro y de Rixi Moncada las usan para acusar un alineamiento excesivo con la izquierda latinoamericana, dirigentes de Libre han insistido en que las decisiones políticas hondureñas deben tomarse sin presiones ni de Washington ni de ningún otro gobierno aliado.

Debate abierto sobre soberanía e influencia

La discusión que abre el análisis de Pascoe va más allá de la figura de Asfura o Moncada: pone en el centro la pregunta de hasta qué punto las potencias y los gobiernos vecinos intervienen, formal o informalmente, en la política hondureña. Para algunos observadores, el cruce de acusaciones —financiamiento mexicano a una campaña y condicionamientos estadounidenses a través de declaraciones presidenciales— muestra que Honduras sigue siendo altamente vulnerable a los intereses geopolíticos externos.

En ese escenario, el llamado a elecciones libres de presiones internacionales se ha convertido en una consigna recurrente en el debate público del país. La forma en que se esclarezcan, o no, las denuncias sobre financiamiento externo y la influencia de Trump en el voto hondureño será clave para evaluar la legitimidad del proceso y para definir el tono de la próxima relación entre Tegucigalpa, Washington y Ciudad de México.

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