"Pasé 30 años buscando el secreto de la felicidad y lo que encontré no era lo que pensaba"

 Fergal Kean

A Fergal Kean le diagnosticaron síndrome de estrés postraumático en 2008. [Getty Images]

En un impactante relato personal, Fergal Keane reflexiona sobre la convivencia con el trastorno de estrés postraumático, la depresión y su búsqueda del equilibrio en la vida. Lo que descubrió por el camino es un estudio más profundo de la felicidad que puede aplicarse a quienes padecen graves problemas de salud mental, pero también a quienes simplemente necesitan un empujón. Este es su testimonio.

Hubo un momento, hace casi dos años, en que un cambio dentro de mí me golpeó con fuerza. Paseaba con un ser querido por el extremo oriental de la playa de Curragh, en Irlanda, un refugio acogedor desde que era niño. Nos detuvimos junto a un río que desemboca en la bahía de Ardmore. Yo escuchaba los diferentes sonidos que hacía el agua: la rápida corriente del río, el oleaje rompiendo en la orilla.

De repente se oyó el ruido del aire desplazado por decenas de alas. Una bandada de gansos llegó barriendo el acantilado, cabalgando el viento hacia el cielo. Sentí una ligereza interior y tal gratitud que me reí a carcajadas.

"Así que esto es lo que se siente", pensé.

Tomando prestadas las palabras del novelista Milan Kundera, sentí una maravillosa "levedad del ser".

Ese momento volvió a mí hace poco. Estaba pensando en el fenómeno del Blue Monday, el día de enero que se dice que es el más triste del año.

Como te dirá cualquiera que conozca la depresión clínica o el trastorno de estrés postraumático (TEPT), no hay días específicos del año para la tristeza. Puede ser el día más luminoso, en el lugar más hermoso, y aun así puedes sentir que tu mente está atrapada en el permafrost.

Pero el Blue Monday me hizo reflexionar sobre la felicidad. ¿Qué es? ¿Qué significa en mi vida?

Diagnóstico

Poco antes de aquel día en la playa, había salido de un colapso emocional. Era marzo de 2023, y me sentía como si hubiera disputado doce rondas con un boxeador de peso pesado. Pero con quien había luchado era conmigo mismo. Como había hecho durante décadas.

Había pasado por varias hospitalizaciones desde principios de los años noventa. Luché sin tregua contra la vergüenza, el miedo, la ira, la negación... todo lo contrario de la felicidad. Había días grises y aterradores. Y noches en las que me despertaba empapado en sudor, rumiando obsesivamente, con pesadillas que se filtraban al amanecer.Bandanda de aves

Poco antes de ese día en la playa en la que vio una bandada de gansos, Fergal keane había salido de un colapso emocional. [Fergal Keane]

Si a esto añadimos mi recuperación del alcoholismo a finales de los 90, he investigado mucho sobre las noches oscuras del alma.

En el momento de mi colpaso emocional de 2023 ya había superado el punto de esperar la felicidad. En aquellos días me habría conformado con un poco de tranquilidad. En 2019, había dejado mi trabajo como editor de África de la BBC debido a mis luchas con el TEPT.

Dos años más tarde escribí un libro sobre el tema e hice un documental para la BBC. Sin embargo, incluso después de todo eso, sufrí otra crisis nerviosa.

El profesor Bruce Hood, de la Universidad de Bristol, Reino Unido, habla de la tendencia humana "a exagerar las cosas... [centrándose] en nuestros propios defectos o insuficiencias". Dirige en Bristol cursos de diez semanas sobre la ciencia de la felicidad y habla de la necesidad de encontrar el equilibrio porque, según él, "nuestras mentes están predispuestas a interpretar las cosas de forma muy negativa".

Sin duda, esto me resuena. Una advertencia, sin embargo: Hood se centra en los sentimientos de bajo bienestar general, y tiene claro que centrarse en la ciencia de la felicidad no será necesariamente una cura para alguien con una enfermedad como el trastorno de estrés postraumático (TEPT).

Tengo un diagnóstico concreto. En 2008, los médicos me dijeron por primera vez que padecía un trastorno de estrés postraumático (TEPT) basado en múltiples traumas como reportero de guerra, pero también enraizado en las circunstancias de la infancia en un hogar roto por el alcoholismo.Fergal Keane reportando para la BBC desde los campamentos de refugiados de  Sabra y Shatilla, en 2001.

Fergal Keane reportando para la BBC desde los campamentos de refugiados de Sabra y Shatilla, Líbano, en 2001. [BBC]

La depresión y la ansiedad eran partes importantes de ese trastorno. También lo fue la adicción al alcohol. Asimismo me refugié en la energía estimulante, la camaradería y el sentido de propósito que acompañaban a los reportajes sobre conflictos.

También me gustaría subrayar que lo que funciona para mí en mi intento de encontrar la felicidad puede que no funcione para todo el mundo. Hay enfermedades mentales específicas que requieren tratamientos igualmente específicos. Con el TEPT, una combinación de terapias me ayudó mucho, junto con el compañerismo de otros que tuvieron experiencias similares.

La medicación también mejoraba los síntomas físicos de la ansiedad y la hipervigilancia. La caída de un plato o el ruido del caño de escape de un coche me dejaban pálido, tembloroso y sudoroso en cuestión de segundos. Lo mismo ocurría con las pesadillas, que me hacían tambalear en sueños.

Soy un privilegiado. He tenido acceso al mejor tratamiento. Hay tantos en nuestra sociedad que no lo tienen. También es importante reconocer que hay numerosos factores sociales, económicos y culturales que influyen en nuestra capacidad para experimentar la felicidad. Y, actualmente, se está estudiando la predisposición genética a la depresión y la adicción.

Habiendo expresado mis advertencias, espero que haya cosas en mi experiencia, las herramientas para la recuperación que generosamente se me han dado, que puedan ayudar a las personas que están luchando contra la soledad de la depresión o la agitación del TEPT, o simplemente luchando contra el dolor normal de la vida de vez en cuando.

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