Kim Jong-un anunció en 2024 el mayor giro ideológico en los 77 años de historia de Corea del Norte.
La reunificación de la península y el pueblo coreano, meta última del Estado comunista fundado en 1947 por su abuelo Kim Il-sung, no solo ha dejado de ser prioritaria, sino que ha renunciado a ella por completo.
El líder de Corea del Norte proclamó que la reunificación ya no es un objetivo y que Corea del Sur pasa a ser “enemigo principal”, título que hasta ahora ostentaba en exclusiva Estados Unidos.
Y no se quedó en meras palabras: Kim desmanteló los organismos de diálogo y cooperación intercoreanos, demolió el simbólico Arco de la Reunificación y finalmente destruyó las carreteras y vías férreas que se habían diseñado para conectar ambos países cuando fueran uno solo.
El término “reunificación” -tongil en coreano- también se retiró de los periódicos, de los libros de texto escolares e incluso de una estación de metro en Pyongyang, renombrada como Moranbong.
Todo esto se produjo en un momento de tensión entre Norte y Sur, pero ambos Estados llevan décadas alternando fases de conflicto y acercamiento sin que por una sola vez se cuestionara el hasta ahora sagrado objetivo de la reunificación.
Entonces, ¿qué hay detrás de este radical cambio de paradigma de Kim?
La importancia de la reunificación
La península de Corea, y el pueblo coreano, se dividen en Norte y Sur desde hace casi ocho décadas.
Parece mucho tiempo, pero no lo es tanto en comparación con los más de 12 siglos en los que su territorio permaneció unido bajo diferentes dinastías e imperios, desde el año 668 hasta 1945.
Es por eso que, cuando estadounidenses y soviéticos se repartieron el país tras la II Guerra Mundial, tanto en el Norte comunista como en el Sur capitalista la secesión se vio como una anomalía histórica que había que corregir cuanto antes.
Kim Il-sung, fundador de Corea del Norte y abuelo del actual líder, lo intentó por la fuerza y estuvo a punto de conseguirlo al invadir el Sur en 1950.
“Kim presionó mucho a Stalin y Mao para que le permitieran invadir Corea del Sur hasta que lo logró en 1950, con el objetivo principal de lograr la reunificación en sus términos tomando el control del Sur”, explica a BBC Mundo el académico Sung-Yoon Lee, profesor de estudios coreanos del Wilson Center en Washinghton DC..
Sin embargo, la Guerra de Corea (1950-53) dejó más de dos millones de muertos de ambos lados y la frontera casi en el mismo lugar que al inicio, lo que consolidó la división del país.
El armisticio que puso fin al conflicto nunca fue reemplazado por un tratado de paz, por lo que hasta hoy Norte y Sur permanecen en estado técnico de guerra y separados por la casi infranqueable Zona Desmilitarizada (DMZ).
Desde entonces, dos sistemas irreconciliables en todo lo demás mantuvieron un ideal en común: la reunificación.
En Corea del Sur, el artículo 4 de la aún vigente Constitución de 1948 establece como objetivo “la reunificación nacional bajo los principios de libertad y democracia pacífica”.
Corea del Norte, por su parte, propone “la reunificación nacional basada en la independencia, la unificación pacífica y la gran unidad nacional”, según el artículo 9 de su carta magna, que también menciona como objetivo previo “la victoria del socialismo”.