DAMASCO.- Los sirios salieron a las calles este domingo a celebrar la caída del régimen de Bashar al-Assad, cuya familia gobernó Siria con puño de hierro durante medio siglo, tras una sorpresiva ofensiva rebelde, e incluso entraron a saquear palacios del ahora expresidente, quien huyó hacia un destino desconocido.
Un video mostraba a la gente entrando en el Palacio Presidencial de Al-Rawda, mientras los niños corrían por las grandes salas y los hombres deslizaban un gran baúl por el suelo ornamentado. Varios hombres cargaban sobre sus hombros sillas elegantes. En un ambiente había armarios saqueados y objetos esparcidos por el suelo.
Un video de otro palacio, el de Muhajreen, verificado por Reuters, mostraba a grupos de hombres y mujeres caminando por un suelo de mármol blanco y atravesando altas puertas de madera. Un hombre llevaba un jarrón en la mano y un gran armario estaba vacío con las puertas entreabiertas.
Soldados y policías abandonaron sus puestos y huyeron, y grupos de civiles también saquearon en el Ministerio de Defensa. Videos de Damasco mostraban a familias entrando en el palacio presidencial, algunas de las cuales salían cargando pilas de platos y otros artículos domésticos. Una sala de recepción del palacio fue también incendiada.
Como había sucedido días atrás tras la toma de Alepo, un grupo de sirios pisoteó en Damasco una estatua de Hafez al-Assad, el padre de Bashar.
“Esperábamos este día desde hacía mucho tiempo”, dijo Amer Batha por teléfono desde la plaza de los Omeyas, donde el ruido de los disparos como señal de alegría se mezclaba con los gritos de “Allahu Akbar” (“Dios es el más grande”).
La televisión estatal iraní informó del saqueo de su embajada en Damasco. Los diplomáticos iraníes salieron de la legación antes del asalto, precisó el diario Tehran Times, citando al portavoz de la diplomacia iraní.
En la televisión pública, los rebeldes anunciaron la caída del “tirano” Bashar al-Assad y la “liberación” de Damasco. También dijeron haber liberado a todos los prisioneros “detenidos injustamente”.
El canal de Telegram del grupo islamista radical Hayat Tahrir al Sham (HTS), que lideró la ofensiva, anunció horas después la llegada de su líder, Abu Mohamad Al-Golani, a Damasco. Un video lo mostró arrodillándose y acercando la cabeza al piso.
Al-Golani, un excomandante de Al-Qaeda que rompió lazos con el grupo hace años y ahora dice abrazar el pluralismo y la tolerancia religiosa -frente al escepticismo de muchos-, lidera la facción rebelde más grande y estaba posicionado para trazar la dirección futura del país.
Multitudes entusiastas se reunieron en las plazas centrales de Damasco, ondeando la bandera revolucionaria siria en escenas que recordaban a los primeros días de la Primavera Árabe, antes de una brutal represión y el surgimiento de una insurgencia que sumió al país en una guerra civil de casi 14 años.
“No dormí anoche, y me negué a dormir hasta que escuché la noticia de su caída”, dijo Mohammed Amer Al-Oulabi, de 44 años, que trabaja en el sector eléctrico. “De Idlib a Damasco, solo les tomó (a las fuerzas opositoras) unos días, gracias a Dios. Que Dios los bendiga, los leones heroicos que nos hicieron sentir orgullosos”.
El periódico sirio al-Watan, tradicionalmente afín al gobierno, escribió: “Estamos ante una nueva página para Siria. Agradecemos a Dios por no derramar más sangre. Creemos y confiamos en que Siria será para todos los sirios”.
El periódico añadió que los trabajadores de los medios no deberían ser culpados por publicar declaraciones gubernamentales en el pasado. “Solo cumplimos con las instrucciones y publicamos las noticias que nos enviaron”, dijo. “Ahora quedó claro rápidamente que era falso”.
Por otro lado, una declaración de la minoría alauita -a la que pertenece Al-Assad y que ha sido el núcleo de su base de apoyo- llamó a los jóvenes sirios a estar “tranquilos, racionales y prudentes y no dejarse arrastrar por lo que desgarra la unidad de nuestro país”.
Transición
El primer ministro sirio, Mohammed Ghazi Jalali, dijo en una declaración en video que el gobierno estaba listo para “tender la mano” a la oposición y transferir sus funciones a un gobierno de transición. Un video compartido en medios opositores sirios mostró a un grupo de hombres armados escoltándolo fuera de su oficina y hacia el hotel Four Seasons el domingo.
Siria es escenario de una guerra civil desde la violenta represión en 2011 por el régimen de Al-Assad de las manifestaciones prodemocráticas en su país en el marco de las denominadas “primaveras árabes”.
Tras años de estancamiento, el 27 de noviembre una alianza rebelde liderada por islamistas lanzó una ofensiva relámpago en el noroeste del país. Conquistaron rápidamente varias ciudades con el objetivo de llegar a Damasco y derrocar al presidente. El futuro del país ahora está plagado de incertidumbre.
“Millones de sirios que se vieron obligados a abandonar sus hogares pueden volver a su tierra”, afirmó desde Doha Hakan Fidan, el ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, que apoyó a los rebeldes. Ankara está dispuesta a ayudar a Siria a “garantizar su unidad” y “su seguridad”, escribió en X.
“Después de 50 años de opresión bajo el gobernante partido Baaz, y 13 años de crímenes, tiranía y desplazamiento [desde el comienzo del levantamiento en 2011] anunciamos hoy el fin de esta era oscura y el comienzo de una nueva era para Siria”, afirmaron los rebeldes.